martes, 21 de abril de 2015
Guerra Civil griega (1946-1949)
Cuando en las Conferencias de Yalta y Teherán se fijaron las respectivas zonas de influencia de los Aliados en la zona del Mediterráneo, Grecia correspondió al campo anglo-estadounidense. Pero esta decisión no correspondía exactamente a la composición de fuerzas guerrilleras en el interior del frente griego, ya que las organizaciones de izquierda y las pro-soviéticas eran más potentes y numerosas y controlaban la mayor parte del país. El Gobierno de coalición constituido en el exilio el 10 de marzo de 1944, de composición inestable, difícilmente pudo ejercer su jurisdicción sobre todo el territorio griego. Al desembarco británico del 14 de octubre de 1944, que se realizó cuando ya las fuerzas alemanas abandonaban Grecia y capitulaban, se opusieron las organizaciones de la Resistencia encuadradas por los comunistas.
Éstas no aceptaron el compromiso de los partidos de derecha y de los británicos del 2 de diciembre de 1944 —aceptado tácitamente por Stalin—, y decidieron continuar la lucha armada para instalar un régimen socialista. Durante los seis años de la Guerra Civil Griega, su predominio se ejerció sobre todo en la zona montañosa del norte. Los partidos de izquierda no concurrieron a las elecciones del 31 de marzo de 1946, y el Partido Popular monárquico alcanzó la mayoría. Su dirigente, Zaldaris, fue nombrado jefe de Gobierno y organizó el plebiscito que confirmó de nuevo la monarquía como el régimen del país. El rey Jorge II volvió del extranjero. La oposición comunista continuó la guerra en la montaña y se formó en diciembre de 1947 el Gobierno de Grecia libre, presidido por el general Markos Vafhiadis, que gozaba del apoyo soviético y de los países del Bloque Oriental. Por el contrario, Gran Bretaña y Estados Unidos ayudaron masivamente, con material y consejeros, a las fuerzas monárquicas. En abril de 1947 el rey Pablo había sucedido a su hermano Jorge II. La guerra civil prosiguió hasta que, en 1950, ante la imposibilidad de proseguir la lucha, los últimos guerrilleros hubieron de refugiarse en Albania. La importancia estratégica del país posibilitó una notable ayuda militar y económica de Estados Unidos, que sustituyó a Gran Bretaña como principal aliado de Grecia e inspirador de la política de su monarquía.
Época reciente[editar]
Iglesia bizantina en el Ágora de Atenas.
Finalizada la guerra civil, se inició un proceso de relativa liberación presidido por el general Papagos, lo que permitió el ingreso de Grecia en la OTAN (1951). A la muerte de Papagos, el rey Pablo I, hermano y sucesor de Jorge II, designó primer ministro a Constantinos Karamanlís, quien estabilizó la situación política. Durante este período se llevaron a cabo las negociaciones diplomáticas referentes a la situación de Chipre, cuyas reivindicaciones siempre habían contado con el apoyo griego. En 1962 Grecia ingresó como asociada en el Mercado Común Europeo.
Karamanlis hubo de abandonar el poder en junio de 1963 por divergencias con la corte. Las elecciones del 3 de noviembre de 1963 dieron un pequeño margen al Partido de la Unión del Centro, de Georgios Papandreu, quien, una vez nombrado jefe del Gobierno, recomendó nuevas elecciones. Celebradas el 16 de febrero de 1964, le proporcionaron una gran mayoría en el Parlamento. A la muerte del rey Pablo (6 de marzo de 1964) le sucedió su hijo Constantino. Entre los proyectos de G. Papandreu, de carácter moderado, algunos se relacionaban con una mayor democratización del país, que, según él, se encontraba demasiado mediatizado por las presiones de Estados Unidos, de los oficiales de derecha del Ejército y de la corte. La revelación de una confusa organización secreta en el seno del Ejército fue el motivo aparente para que el rey obligara a G. Papandreu a dimitir.
En 1967, la crisis política iniciada culminó con el golpe de Estado militar llamado «de los coroneles», dirigidos por el coronel Georgios Papadopoulos (21 de abril de 1967). El régimen militar suprimió el anterior gobierno y el Parlamento, y canceló la libertades civiles y políticas. Las protestas estudiantiles del 17 de noviembre de 1973 fueron reprimidas por los militares con gran violencia. Un contragolpe de los militares realistas fracasó, y el rey tuvo que exiliarse en Roma. El nuevo régimen de los coroneles, con Papadopoulos como hombre fuerte, impuso una dura represión.
En 1973 se proclamó la República y Papadopoulos fue designado presidente, pero ese mismo año fue derrocado por un golpe militar (25 de noviembre) dirigido por el general Dimitrios Ioannidis, jefe de la policía militar, que gobernó en la sombra. El nuevo gobierno promovió un golpe de estado en Chipre (15 de julio de 1974) que expulsó al presidente Makarios con vistas a unir la isla a Grecia; pero el gobierno turco, frontalmente contrario, reaccionó invadiendo en parte la isla (20 de julio). Al fracaso griego de la maniobra siguió una etapa de profunda crisis y fue llamado Karamanlis, en el exilio, para que formara Gobierno (23 de julio de 1974).
Segunda República griega
En abril de 1924, por medio de un plebiscito, el pueblo griego aprobó la adopción de la forma republicana de gobierno. Este régimen se caracterizó por su inestabilidad política y por su ineficacia para modernizar las estructuras tradicionales del país. Al agravarse la crisis económica ocupó de nuevo el poder Venizelos (1928-32), el cual, de hecho, gobernó como un dictador, a la vez que se esforzó por mantener una política de buena amistad con las potencias vecinas. Dimitido Venizelos (1932), se abrió un nuevo período de inestabilidad política, que fue aprovechado por el general Georgios Kondilis para abolir la república (octubre de 1935). Por medio de un plebiscito, el rey Jorge II recuperó la corona y restituyó la monarquía.
Etapa fascista (1936-1941)[editar]
Artículo principal: Fascismo griego
El 4 de agosto de 1936, el general Ioannis Metaxas instauró una dictadura de tipo fascista conocida como «Régimen del 4 de agosto» por el día en que se había instaurado. El objetivo principal del nuevo régimen era devolver a Grecia la gloria de su pasado. El nuevo régimen debía sentar las bases para que brotara de Grecia una «Tercera Civilización Helénica», después de la de la Antigua Grecia y la del Imperio bizantino. Para ello, Metaxás estableció un «nuevo Estado» inspirado en la Alemania nacional-socialista basado en la disciplina, los valores tradicionales y el militarismo. Una de las obras principales del régimen fue la creación de una enorme organización nacional de juventudes (más conocida por sus siglas en griego, EON), que llegó a tener más de un millón de miembros, así como la estabilización de la situación económica y política, aunque ésta última se lograra con abusos sobre la oposición. Por otro lado, Metaxás se embarcó en importantes proyectos de modernización del Ejército griego y de mejora de las defensas del país, creando por ejemplo la Línea Metaxas. Estos esfuerzos se revelarían más adelante cruciales para derrotar al Ejército italiano en la Guerra Greco-Italiana del invierno de 1940-41. Metaxas falleció en enero de 1941, pero el «régimen del 4 de agosto» perduró hasta la entrada de los alemanes en Grecia a finales de abril de 1941.
Golpe militar de 1909 y el primero gobierno de Venizelos
El 27 de agosto 1909 se produjo el levantamiento militar en Goudi en las afueras de Atenas, en el que los militares organizados en torno a una Liga Militar exigían la destitución de los príncipes reales de sus cargos en las Fuerzas Armadas, que los militares ocuparan los ministerios de Guerra y de la Armada y que se ejecutara un programa de reformas militares. Tras la dimisión del primer ministro Dimitrios Rallis y el breve gobierno de Kiriakulis Mavromichalis, accedió a la jefatura del gobierno en 1910, Eleftherios Venizelos un político procedente de Creta, desligado de la política ateniense. En 1911 sometió a voto una nueva constitución en la que se protegían las principales libertades.
En 1912 y 1913 estallaron las Guerras de los Balcanes, al término de las cuales Grecia dobló su territorio por la incorporación de Tesalia, parte de Macedonia, el Epiro, Tracia y las islas de Samos, Quíos, Lesbos y Lemnos. En 1913 el rey Jorge I fue asesinado en Salónica, sucediéndole su primogénito Constantino.
Primera Guerra Mundial[editar]
Artículo principal: Grecia durante la Primera Guerra Mundial
Al estallar la Primera Guerra Mundial el país estaba dividido en dos fracciones, la germanófila, que encabezaba el rey Constantino I, cuñado de Guillermo II de Alemania, y la proaliada, cuyo principal representante era el primer ministro Venizelos. En los primeros momentos, Grecia se mantuvo neutral, pero, a medida que el conflicto se extendía entre los Estados balcánicos, las discrepancias entre el monarca y Venizelos se agudizaron. Esta crisis interna favoreció la ocupación de Macedonia por las Potencias Centrales, y la de Salónica, el istmo de Corinto y El Pireo por los Aliados (1915). En septiembre de 1916, Venizelos estableció un Gobierno provisional en Salónica y, con la ayuda de los Aliados se apoderó de Atenas en junio de 1917. Constantino abdicó, y le sucedió en el trono su hijo Alejandro (junio de 1917). Al poco tiempo, Grecia declaró la guerra a las Potencias Centrales. Al finalizar el conflicto obtuvo por el Tratado de Neuilly, firmado con Bulgaria, la Tracia Occidental, y por el Tratado de Sèvres, firmado con Turquía, la Tracia Oriental hasta el mar Negro, excepto la región de Estambul y el territorio de Esmirna en el Asia Menor.
En octubre de 1920 murió el rey Alejandro. Mediante un plebiscito, Constantino regresó a Grecia (diciembre de 1920), y Venizelos se exilió a Francia. Por otra parte, Mustafa Kemal Atatürk se negó a reconocer el Tratado de Sèvres y estalló la guerra entre Grecia y Turquía (1921-23), que constituyó un desastre militar para la primera. Algunos oficiales del ejército partidarios de Venizelos obligaron a Constantino a abdicar por segunda vez (septiembre de 1922), y varios de sus ministros y consejeros fueron acusados de traición, y fusilados. Se creó una Junta Revolucionaria, que colocó en el trono a Jorge II, hijo de Constantino. En julio de 1923, por el Tratado de Lausana, firmado con Turquía, Grecia renunció a la Tracia Oriental y a Esmirna y aceptó la repatriación de 1.400.000 refugiados griegos. Esta inmigración masiva agravó la situación económica, lo que favoreció el desarrollo de la oposición republicana y del Partido Comunista. En octubre de 1923 fracasó un golpe de Estado dirigido por el general Ioannis Metaxas que se proponía fortalecer la monarquía, lo que alentó a los partidarios de la República. En diciembre del mismo año, a causa de la creciente presión popular, Jorge II abdicó y se instauró una regencia.
Grecia moderna
Dominio otomano[editar]
Artículo principal: Grecia Otomana
Los turcos otomanos controlaron la Grecia peninsular desde el siglo XV, aunque algunas islas permanecieron bajo la soberanía de Venecia hasta el siglo XVIII. Durante la dominación turca, los griegos pudieron conservar sus características nacionales y practicar su religión mediante el pago de un impuesto especial. Los turcos confiscaron algunas tierras para repartirlas entre sus funcionarios civiles y religiosos. En otros casos respetaron las posesiones de los antiguos propietarios. En las costas, los griegos se especializaron en el comercio, y en Estambul se formó una potente burguesía comercial que influyó en el Gobierno otomano, llamados los fenariotas (ya que provenían de un barrio de Estambul denominado Fener).
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se sucedieron las insurrecciones de los helenos, que se multiplicaron en los períodos en que Turquía se enfrentaba con alguna potencia europea. En el siglo XVIII la decadencia del Imperio otomano favoreció la formación de grupos de bandoleros y piratas, que se convirtieron en los primeros núcleos del levantamiento nacional. A finales de ese siglo, algunos griegos emigrados organizaron sociedades patrióticas para preparar el alzamiento. Estos emigrados propagaron con éxito en Europa los ideales del nacionalismo griego.
Véase también: Fanariotas
Independencia[editar]
Crecimiento de Grecia desde la independencia hasta el final de la Guerra Greco-turca (1922).
La Batalla de Navarino, en octubre de 1827, marcó el fin efectivo de la ocupación otomana en Grecia.
Iniciada la revuelta en 1820, la sublevación se extendió rápidamente, y en 1822 la Asamblea de Epidauro proclamó la independencia. Divididos por luchas internas, los sublevados no pudieron evitar que los turcos, con el apoyo de Egipto, reconquistaran el país en dos años (1826-27); pero las simpatías despertadas en toda Europa por el movimiento nacionalista griego se plasmaron en el Tratado de Londres (1827), en el que Francia, Inglaterra y Rusia proclamaron la autonomía de Grecia bajo la soberanía turca. La destrucción de la flota turco-egipcia en Navarino (1827) obligó al sultán a firmar el Tratado de Adrianópolis (1829), en el que se reconocía lo ya establecido en el de Londres. En esta misma ciudad se firmó en 1830 el protocolo que dio la total independencia, aunque se perdió una parte de la Tesalia.
Después del asesinato de Ioannis Kapodistrias (1831), las potencias europeas designaron en 1832 rey de Grecia a Otón Wittelsbach, hijo de Luis I de Baviera. Otón gobernó dictatorialmente, gracias al apoyo de Rusia. Un golpe de Estado en 1843, le obligó a conceder algunas libertades formales, encargándose a una asamblea constituyente la elaboración de un proyecto de Constitución, que se promulgó en 1844 y que instauró el sufragio universal, de esta manera Grecia se convirtió oficialmente en una democracia parlamentaria de carácter liberal.
Depuesto en 1862, Inglaterra logró que la Asamblea griega nombrara rey a Jorge I, hijo del monarca de Dinamarca y cuñado del príncipe de Gales. En 1864 una nueva Constitución redujo los poderes monárquicos.
El problema de las reivindicaciones territoriales, particularmente el de Creta, fue dominante durante todo su reinado. Después de varias sublevaciones en la isla, el Gobierno griego decidió invadirla, pero la intervención europea dio lugar al Tratado de Constantinopla (1897), en el que se concedió la autonomía a Creta y se encargó de su gobierno al príncipe Jorge de Grecia. El periodo de finales del siglo XIX se caracterizó por una pésima situación económica que llevó en 1893 a declarar la insolvencia del Estado y la creación de una comisión financiera Internacional encargada de supervisar el pago de los plazos marcados de los cuantiosos préstamos extranjeros y que también empujó a una fuerte emigración fundamentalmente hacia Estados Unidos, América del Sur, se calcula que unos 350.000 habitantes emigraron entre 1890 y 1914, la gran mayoría judíos o descendientes de ellos, lo que representaría una sexta parte de la población del país. Los flujos de remesas enviados por estos emigrantes desde el exterior se convirtieron en un elemento clave en el equilibrio de la balanza de pagos.[5]
Grecia medieval
Incorporación de Grecia en el Imperio bizantino[editar]
Artículo principal: Imperio bizantino
Desde la división del Imperio entre Arcadio y Honorio (395), Grecia formó parte del Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino, cuya base cultural fue helénica. Las invasiones de pueblos germánicos y eslavos modificaron la composición étnica de la población. Numerosos pueblos eslavos se establecieron en las zonas montañosas, mientras que los griegos se refugiaron en las costas y en las islas. Estos eslavos fueron lentamente helenizados.
En el siglo VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas. En el siglo X los emperadores lograron detener el avance de los árabes por el sur, y el de los búlgaros por el norte. Desde finales del siglo XI hasta mediados del siglo XII, los normandos saquearon varias veces las costas. Estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de tipo feudal. Los emperadores, para hacerles frente, pidieron ayuda a la República de Venecia, a cambio de la concesión de una serie de ventajas comerciales. Durante la Tercera Cruzada, Chipre fue conquistada por Ricardo Corazón de León. En la Cuarta Cruzada se fundó el Imperio Latino de Oriente (1204-61) y Grecia fue dividida en una serie de principados controlados por nobles francos. Las luchas entre francos y bizantinos fueron aprovechadas en los siglos XIII y XIV por Venecia y Génova, que se apoderaron de varias islas griegas. La división entre los principados francos favoreció a la aristocracia bizantina, que poco a poco fue recuperando la mayor parte del territorio griego.
En 1303 el emperador Andrónico II Paleólogo contrató almogávares procedentes de la Corona de Aragón, en la llamada Compañía Catalana de Oriente, para parar el ataque turco. Tras el triunfo almogávar, fue asesinado su jefe, Roger de Flor, lo que llevó a una dura venganza en la que cabe destacar el saqueo de Atenas. Los ducados de Atenas y Neopatria quedaron en manos de la Corona de Aragón a través de la señoría del Reino de Sicilia hasta 1388, en que fueron ocupados por los venecianos. En el curso del siglo XV, Grecia cayó bajo el dominio otomano.
Hay que destacar que, hasta su caída, Grecia desarrolló una excelente flota de la que cabe destacar el dromón, evolución del trirreme que iba armado con un arma exclusivamente griega, el fuego griego, lanzado desde una especie de cañón de bronce a modo de lanzallamas.
Grecia antigua
Edad oscura[editar]
Artículo principal: Edad Oscura
“De la época de las tinieblas a las polis” Esta época corresponde al surgimiento de Grecia como civilización entre el siglo XI y el IX a. C. En el curso del siglo X a. C. se produjo un proceso de urbanización en el cual se agruparon varias aldeas hasta llegar a formar ciudades como Esparta y Atenas. La organización interna socio-política de estas primitivas polis estaba dominada por las tribus o ethnos, junto a los hogares clanes (genos) y fraternidades (fratrías). Estas ciudades-estado eran gobernadas por reyes que ejercían la autoridad religiosa, militar y política, excepto en Esparta donde la autoridad de los reyes empezó a ser reemplazada por una autoridad aristocrática formada por terratenientes que podían criar, mantener y montar sus caballos. Otros dos factores que formaron un papel fundamental en la formación de la civilización griega fueron la institución de unos juegos panhelénicos como los Juegos Olímpicos de los que tenemos noticia "oficial" desde el año 776 a. C. y que subrayan los rasgos comunes de los griegos, y las dos epopeyas de Homero, Ilíada y Odisea, probablemente compuestas en el siglo VIII a. C.
El siglo VIII a. C. fue un periodo revolucionario para la formación de la civilización griega ya que se utiliza el alfabeto fenicio para adaptarlo a la lengua griega, se mejoran también la metalurgia del hierro y las técnicas agrícolas. Esto produjo como resultado el aumento de la población, lo cual desembocó en la necesidad de emigrar y fundar colonias. Estas colonias enviaban metales y alimentos a sus metrópolis e importaban a cambio productos ya terminados. Esta prosperidad comercial, entre otros factores, condujo a la rápida fundación de las ciudades estado-griegas en la costa del Egeo y sus islas (a finales de ese siglo ya había más de 700 ciudades- estado). Esta riqueza avivó cada vez más las ansias de independencia política de las colonias respecto a sus metrópolis, no siempre por la vía pacífica, lo que originó la creación de ejércitos y técnicas militares perfeccionadas como la infantería pesada: (los hoplitas) que reemplazaron a los anteriores ejércitos de caballería. De modo general puede decirse que entre los siglos VIII y VI a. C., las polis griegas experimentaron una transición de un sistema de gobierno monárquico a uno aristocrático.
En el curso de las crisis sociales de los siglos VII y VI a. C. pasaron por una serie de gobiernos dictatoriales (los tiranos) hasta llegar finalmente a unos gobiernos democráticos. Esparta siguió un curso distinto porque conservó su doble monarquía (diarquía), y después de las Guerras Médicas desarrolló una organización militar que llegó a caracterizarla en lo sucesivo.
Guerras Médicas[editar]
Artículo principal: Guerras Médicas
Entre los años 499 y 478 a. C., Grecia se enfrentó a un gran enemigo: los persas. Durante mucho tiempo Persia fue una amenaza principalmente en los territorios del Asia Menor. Estas guerras transcurrieron bajo dos reinados persas, el de Darío I y el de Jerjes (hijo de éste) y se dieron en dos partes, obteniendo la victoria las ciudades (polis) griegas, gracias en parte a sus desarrollados navíos:
La Primera Guerra Médica, en la que tuvo lugar la batalla de Maratón en el 490 a. C.
La Segunda Guerra Médica, en la que acontecieron la batalla de las Termópilas, la de Salamina y la de Micala.
La Confederación Ateniense y el Siglo de Pericles[editar]
Artículo principal: Siglo de Pericles
Para proseguir la lucha marítima contra el Imperio persa, Atenas organizó la Confederación Ateniense o Liga de Delos (477 a. C.), y a partir de entonces dominó el comercio marítimo del mundo colonial griego. Atenas se convirtió además en un centro político e intelectual, cuyo período de mayor esplendor correspondió al gobierno de Pericles, fundamentalmente desde 462 a. C. hasta 429 a. C., en el que su influencia política se dejó sentir con intensidad. En política interior, Pericles modificó las leyes, dándoles un sentido más democrático, estableció la retribución de los cargos públicos y reconstruyó la ciudad, muy dañada a consecuencia de las Guerras Médicas. Las reformas constitucionales que emprendió fueron consecuencia de la transformación de la estructura social: los nobles, cuya influencia política descansaba sobre la propiedad territorial, pasaron a un segundo plano, mientras que la clase media, constituida por marinos, comerciantes y artesanos, se convirtió en una clase privilegiada, que obtuvo la dirección política de la ciudad. [cita requerida]
En la esfera de relaciones internacionales, Pericles se encontró ante dos problemas: el de acabar definitivamente el conflicto con Persia, que persistía en sus ataques a las colonias griegas de Asia Menor, y el de convivir con Esparta. En cuanto al primero de ellos, Pericles logró establecer con los persas un armisticio beneficioso (Paz de Calias en 449 a. C.). Respecto al segundo problema, en el 446 a. C. concertó una paz de treinta años con Esparta, por lo que esta ciudad reconocía la Liga de Delos; en compensación, Atenas renunciaba a la hegemonía terrestre, evacuando sus posiciones en el Peloponeso y en el Istmo.[cita requerida]
Guerra del Peloponeso[editar]
Artículo principal: Guerra del Peloponeso
La guerra del Peloponeso (431–404 a. C.) fue un conflicto militar de la Antigua Grecia que enfrentó a la Liga de Delos (conducida por Atenas) con la Liga del Peloponeso (conducida por Esparta).
Tradicionalmente, los historiadores han dividido la guerra en tres fases. Durante la primera, llamada la Guerra arquidámica, Esparta lanzó repetidas invasiones sobre el Ática, mientras que Atenas aprovechaba su supremacía naval para atacar las costas del Peloponeso y trataba de sofocar cualquier signo de malestar dentro de su Imperio. Este período de la guerra concluyó en 421 a. C., con la firma de la Paz de Nicias. Sin embargo, al poco tiempo el tratado fue socavado por nuevos combates en el Peloponeso lo que llevó a la segunda fase. En 415 a. C., Atenas envió una inmensa fuerza expedicionaria para atacar Siracusa, en Sicilia. La expedición ateniense, que se prolongó del 415 al 413 a. C., terminó en desastre, con la destrucción de gran parte del ejército y la reducción a la esclavitud de miles de soldados atenienses y aliados.
Esto precipitó la fase final de la guerra, que suele ser llamada la Guerra de Decelia. En esta etapa, Esparta, con la nueva ayuda de Persia y los sátrapas (gobernadores regionales) de Asia Menor, apoyó rebeliones en estados bajo el dominio de Atenas en el Mar Egeo y en Jonia, con lo cual debilitó a la Liga de Delos y, eventualmente, privó a Atenas de su supremacía marítima. La destrucción de la flota ateniense en Egospótamos puso fin a la guerra y Atenas se rindió al año siguiente.
La guerra del Peloponeso cambió el mapa de la Antigua Grecia. A nivel internacional, Atenas, la principal ciudad antes de la guerra, fue reducida prácticamente a un estado de sometimiento, mientras Esparta se establecía como el mayor poder de Grecia. El costo económico de la guerra se sintió en toda Grecia; un estado de pobreza se extendió por el Peloponeso, mientras que Atenas se encontró a sí misma completamente devastada y jamás pudo recuperar su antigua prosperidad.[2] [3] La guerra también acarreó cambios más sutiles dentro de la sociedad griega; el conflicto entre la democracia ateniense y la oligarquía espartana, cada una de las cuales apoyaba a facciones políticas amigas dentro de otros estados, transformó a las guerras civiles en algo común en el mundo griego.
Las guerras griegas, mientras tanto, que originariamente eran una forma de conflicto limitado y formal, se convirtieron en luchas sin cuartel entre ciudades estado que incluían atrocidades a gran escala. La guerra del Peloponeso, que destrozó tabúes religiosos y culturales, devastó extensos territorios y destruyó a ciudades enteras, marcó el dramático final del dorado siglo V a. C. de Grecia.[4]
El siglo prealejandrino[editar]
Las ciudades griegas sometidas antes a Atenas vieron que la tiranía impuesta ahora por Esparta resultaba más dura. Por ello, en 403 a. C. estalló un alzamiento general, que derrocó el régimen de los Treinta Tiranos y restableció la democracia en Atenas. El movimiento antiespartano era capitaneado por Tebas, que contaba con el apoyo de Atenas, Argos y Corinto (Guerra de Corinto, 394 a. C. a 387 a. C.). Pese a que los aliados fueron derrotados en la batalla terrestre de Coronea (394 a. C.), la decisión estratégica de la lucha se solventó en el mar, donde aquéllos destruyeron la flota espartana en Cnido (394 a. C.). Esparta, que veía peligrar su hegemonía, pidió ayuda a los persas, y la intervención de éstos obligó a los aliados a aceptar la Paz de Antálcidas (386 a. C.). A consecuencia de esta paz, Persia se anexó las colonias griegas de Asia Menor y cerró a Atenas toda posibilidad de rehacer su antiguo Imperio marítimo, mientras que reconocía a Esparta su papel de rectora de la Liga del Peloponeso. De hecho, este tratado impuesto atestiguaba la debilidad política del mundo griego, que se sometía a las directrices persas.
Más tarde Esparta pretendió imponer gobiernos oligárquicos en diversos estados, lo que provocó un nuevo levantamiento de Tebas, que esta vez fue coronado con el éxito. Persia, a causa de sus problemas interiores, no pudo acudir en auxilio de los espartanos, los cuales fueron derrotados en Leuctra y, definitivamente, en Mantinea (362 a. C.).
Dominación macedónica y Helenismo[editar]
La restaurada Stoa de Átalo (Atenas).
Artículo principal: Período helenístico
Se denomina período helenístico (también llamado alejandrino) a una etapa histórica de la Antigüedad, cuyos límites cronológicos vienen marcados por dos importantes acontecimientos políticos: la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y el suicidio de la última soberana helenística, Cleopatra VII de Egipto, y su amante Marco Antonio, tras su derrota en la batalla de Accio (30 a. C.). Es la herencia de la cultura helénica de la Grecia clásica que recibe el mundo griego a través de la hegemonía y supremacía de Macedonia, primero con la persona de Alejandro Magno, y después de su muerte con los diádocos (διάδοχοι) o sucesores, los reyes de las tres grandes dinastías: Ptolemaica, Seléucida y Antigónida. Estos soberanos supieron conservar y alentar el espíritu griego tanto en las artes como en las ciencias. Entre la gente culta y de la aristocracia «lo griego» era lo importante y en este concepto educaban a sus hijos. El resto de la población de estos reinos tan dispares (Egipto, Siria, Macedonia) no participaba del helenismo y continuaba con sus costumbres, su lengua y sus religiones. Las ciudades-estado griegas (Atenas, Esparta, Tebas…) habían llegado al declive y habían sido sustituidas en importancia por las ciudades modernas de Alejandría, Pérgamo y Antioquía, cuyo urbanismo y construcción no tenían nada que ver con las anteriores. En todas ellas se hablaba la lengua griega, llamada koinè (κoινης), que es un adverbio griego que significa «común», «comúnmente». Vale decir, la lengua común o panhelénica, principal vehículo de cultura.
Suele ser considerado como un período de transición entre el declive de la época clásica griega y el ascenso del poder romano. Sin embargo, el esplendor de ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, la importancia de los cambios económicos, el mestizaje cultural, y el papel dominante del idioma griego y su difusión, son factores que modificaron profundamente el Oriente Medio antiguo en esta etapa. Esta herencia cultural será asimilada por el mundo romano, surgiendo así con la fusión de estas dos culturas lo que se conoce como cultura clásica, fundamento de la civilización occidental.
El término helenístico fue utilizado por primera vez por el historiador alemán Johann Gustav Droysen en Geschichte des Hellenismus (1836 y 1843), a partir de un criterio lingüístico y cultural, es decir, la difusión de la cultura propia de las regiones en las que se hablaba el griego (ἑλληνίζειν – hellênizein), o directamente relacionadas con la Hélade, a través del propio idioma, un fenómeno alentado por las clases gobernantes de origen heleno de aquellos territorios que nunca tuvieron relación directa con Grecia, como pudo ser el caso de Egipto, Bactriana o los territorios del Imperio seléucida. Este proceso de helenización de los pueblos orientales, y la fusión o asimilación de rasgos culturales orientales y griegos, tuvo continuidad, como se ha mencionado, bajo el Imperio romano.
Los trabajos arqueológicos e históricos recientes conducen a la revalorización de este período y, en particular, a dos aspectos característicos de la época: la importancia de los grandes reinos dirigidos por las dinastías de origen griego o macedónico (Lágidas, Seléucidas, Antigónidas, Atálidas, etc.), unida al cometido determinante de decenas de ciudades cuya importancia fue mayor de la idea comúnmente aceptada durante mucho tiempo.
Macedonia[editar]
La segunda parte del siglo IV a. C. supone la preponderancia del Reino de Macedonia en Grecia. Su rey, Filipo II, sentía gran admiración por la cultura griega, por lo que decidió unificar a las polis griegas y terminar con las luchas internas. Filipo se caracterizó por establecer relaciones amistosas con Atenas. Pero Demóstenes, un famoso orador y político ateniense, no simpatizaba con las ideas de Filipo, por lo que formó una alianza con Tebas para derrotarle. Atenas y Tebas, por tanto, se enfrentaron a Macedonia en la Batalla de Queronea, que terminó con la derrota de la liga tebano-ateniense. Filipo se convenció de que la única manera de tener controlada a Atenas era usando la diplomacia, por lo que envió a su hijo Alejandro a acordar un tratado de paz. En el año 338 a. C., Filipo convocó un congreso en Corinto, al cual fueron todos las ciudades-estado griegas, a excepción de Esparta. Allí se creó la Liga Helénica (también conocida como "Liga de Corinto"). Hubo un segundo congreso al año siguiente, en el cual se declaró la guerra a Persia. Antes de poder llevar a cabo la expedición, Filipo fue asesinado en el año 336 a. C. Al morir Filipo, subió al trono de Macedonia su hijo, Alejandro III, el futuro Alejandro Magno.
Alejandro Magno[editar]
Artículo principal: Alejandro Magno
Alejandro Magno (Alejandro III de Macedonia) fue el rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte y está considerado como uno de los líderes militares más importantes de la Historia, por su conquista del Imperio aqueménida.
Tras consolidar la unificación de varias ciudades-estado de la antigua Grecia que estuvieron bajo el dominio de su padre, Filipo II de Macedonia, sofocando la rebelión de los griegos del sur tras la muerte de éste, Alejandro conquistó el Imperio persa, incluyendo Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactriana y Mesopotamia, expandiendo las fronteras de Macedonia hasta la región del Punjab.
A su muerte el reino sufrió grandes divisiones a causa de disputas entre los generales más cercanos a Alejandro. Muchos trataron de mantener el imperio unido bajo su mando, lo que generó una sucesión de batallas y campañas que derivaron en la división en varios reinos independientes que fundaron sus dinastías.
El fin de la era helenística[editar]
El helenismo se extendió desde la fundación de los reinos de los diádocos a finales del siglo IV a. C. hasta su decadencia a finales del siglo I a. C. Dicha decadencia puede explicarse por cinco hechos principales:
El prolongado y suicida conflicto entre los lagitas y seléucidas que debilitó los recursos de ambos.
El enfrentamiento prolongado entre los antigónidas y las ciudades-estado griegas que desgastaron a ambos.
La fragmentación del Imperio seléucida, que generó otros dos grandes reinos independientes y rivales: el de Pérgamo y el de la Bactria. Dicha fragmentación acabó por debilitar a los seléucidas
El resurgimiento de las fuerzas persas, que mantuvieron una lucha contra los seléucidas, y también la lucha con Roma, que agotó sus recursos hasta su decadencia final
La falta de un mínimo de sentido de cohesión frente a los romanos. Algunos de sus estados se pusieron de parte de Roma en vez de llegar a un acuerdo entre ellas mismas, lo que inclinó la balanza a favor de Roma. En el 148 a. C. Macedonia y Grecia finalmente pasan a ser parte del Imperio romano y esto demarca el fin de la época griega.
Dominación romana[editar]
Artículo principal: Grecia Romana
Desde mediados del siglo II a. C. Grecia se convirtió, de hecho, en un protectorado romano, y la mayoría de las ciudades griegas pagaron tributo a Roma. En 88 a. C., con el apoyo de Mitrídates, rey del Ponto, los griegos se sublevaron contra Roma, pero el levantamiento fracasó. Durante la época de las guerras civiles Grecia fue escenario de las luchas entre las distintas facciones romanas que querían hacerse con el poder. En la época Imperial se mantuvo la influencia cultural griega, pero los núcleos de expansión económica de Oriente se polarizaron en las provincias romanas de Asia. Éste período de relativa prosperidad fue interrumpido en el siglo III por las invasiones de los bárbaros. Paralelamente, la sociedad griega evolucionó hacia formas sociales y económicas de tipo feudal.
Civilizaciones de Grecia
Civilización egea y cicládica[editar]
Artículos principales: Civilización egea y Civilización cicládica.
Las primeras civilizaciones registradas en lo que actualmente es Grecia, son las civilizaciones prehistóricas, que no produjeron registros escritos y por tanto, solo se pueden estudiar mediante la arqueología.
Civilización minoica[editar]
Artículo principal: Civilización minoica
Es la primera civilización del mundo griego, y floreció en la isla de Creta. Sus habitantes se establecieron en la zona hacia el año 6000 a. C., y alcanzó el máximo esplendor entre los años 2000 y 1450 a. C. Contaban con abundantes riquezas, acumuladas gracias al comercio con otras ciudades de la edad de bronce, y a la fertilidad de su suelo, que producía aceitunas, cereales y vino en abundancia. Todo el sistema económico se centralizaba en torno a sus ricos palacios, caracterizados por su decoración a base de escenas pintadas en los muros o “frescos”. Se trataba de construcciones edificadas cerca del mar, y son una muestra del desarrollo artístico y arquitectónico de la cultura minoica.
Civilización micénica[editar]
Artículo principal: Civilización micénica
Grecia disponía en la Edad de Bronce de centros palaciegos importantes que dominaban distintos territorios, entre ellos Micenas. El rey o "señor" vivía en estos grandes palacios que desempeñaban el papel de cuartel general del ejército y centro administrativo. El pueblo micénico se caracterizó por su activo comercio marítimo y sus numerosas exportaciones de productos manufacturados. Alcanzaron su cenit sobre el año 1600 a. C., y poco a poco fueron desapareciendo los palacios en circunstancias aún desconocidas hasta la invasión de los dorios.
Civilización clásica y postclásica[editar]
No es fácil delimitar la civilización griega ni en cuanto a espacio ni tiempo. Convencionalmente se hace la siguiente división:I: Arcaica (723-453 a. C.).II: Clásica (siglo V-III a. C.).III: Helenística (siglo III-I a. C.).
En este curso histórico surgieron varios hechos importantes y fundamentales en la formación definitiva de lo que fue Grecia posteriormente: la formación de las polis (ciudades), el siglo V a. C., la Edad Ateniense, las guerras Médicas o la del Peloponeso (cinco años después de la cual se trataron de modificar las ciudades estados), la preeminencia de Macedonia (con Filipo II y su hijo, Alejandro Magno) y la extensión por Asia del mundo helenístico. La dominación romana en el siglo II a. C. pondría punto final a la civilización griega políticamente, pero dejaría una impronta indeleble en sus invasores a través de los siglos.
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